Edwin "L´Bachi" Velásquez
@LBachi
No hay victoria sin lucha previa,
la mayoría llega después de varias derrotas, y de victoria en victoria una
lucha que sigue y no termina porque la vida continúa para los vivos, entonces nos
damos cuenta que es una lucha nutrida que se añeja con los años, es una lucha
heredada que adquiere mayor valor a medida que se libran batallas, no hay lucha
nueva sino retomada y con cada derrota consecuencias en búsqueda de victorias,
y con cada victoria consecuencias que generan otras luchas, otras derrotas y
otras victorias para darnos cuenta que no hay victoria final cuando el combate
es por la vida.
Cada victoria es un cumulo de
luchas, batallas, derrotas y glorias, y este punto es fundamental, porque con
la victoria la historia, el tiempo que dice que la conquista de la victoria es
el motivo más preciado de la humanidad, y hoy después de librar mil batallas y
de obtener mil victorias nos sigue motivando la lucha por una victoria superior,
entonces se desglosa un elemento extraordinario que parece inalcanzable y
quizás lo sea pero que siempre ha valido la pena intentar alcanzar, que parece
irrealizable e impensable y sí, quizás lo sea, pero que siempre ha valido la
pena intentar y en este intento siempre ella se presenta: la utopía.
Con la utopía los sueños más
imposibles pero por ellos las luchas más increíbles, con estas las batallas más
osadas y como consecuencia las victorias más contundentes y determinantes que
le dan un vuelco a la historia, es nuestra razón de ser y estar, dar un vuelco,
transformar. El Che lo sabía, para un revolucionario hacer lo imposible es lo
más realista que la vida nos exige por la revolución, y esa es la diferencia,
nuestra victoria es transformadora, no es una victoria cualquiera, no es una
victoria del hoy, es una victoria para el resto de los tiempos y las generaciones,
y si existe conciencia de la lucha revolucionaria y de las batallas que estamos
librando entonces valdrá la pena decir perennemente ¡hasta la victoria siempre!