Edwin
Velásquez
@LBachi
Nos
han golpeado una y otra, y otra, y otra vez, golpes muchos más
fuertes que cuando vivía nuestro Comandante y en medio de toda esta
aventurada aventura estamos nosotros, nosotros como pueblo, como
estudiantes, trabajadores, madres, padres, hijos, nosotros como
dirigentes, como revolucionarios, así somos como pueblo, igual de
sufridos, de jodidos, de golpeados, igual de saboteados que siempre
por la burguesía y el imperio, estando o no en el poder.
Pero
también quiero decir que pueblo no es cualquiera, ser pueblo no es
algo que se hereda, no es un mérito que solo viene con la humildad,
es más una virtud moral, de dignidad, humanista, de trabajo y
solidaridad, ser pueblo es no es un título nobiliario pero sí es
una condición que se adquiere con el orgullo, la satisfacción y las
victorias que dan las luchas justas; ser pueblo es simplemente dejar
por entero la comodidad del bienestar individual y entregarse por
completo a la honrada incomodidad de la lucha colectiva.
Esta
lucha la comenzó el pueblo en 1492 y 500 años después continuó en
un “por ahora, un Gigante llegó a reorientar la lucha para
culminar la obra de nuestra independencia y en medio de ello surge un
Nicolás Maduro como nunca lo pensó ni lo ansió, pero en la lucha
de los pueblos el deseo de ser verdaderamente libres no pasa por las
ansias de poder sino por su conciencia, y hoy, Chávez nos confió a
uno de los nuestros, que viene de nosotros, se parece a nosotros y
habla como nosotros, es más que un hombre, así como Chávez, Maduro
también es pueblo.
Es
decir, sacar a Maduro de la jugada democrática, del poder político
y de la vida nacional, es sacar al pueblo, es lo que más desea la
burguesía, el imperio y sus amigos, no defender a Nicolás Maduro
significa dejarnos matar, suicidarnos, genocidarnos, sería el fin
del Poder Popular, el fin de la era más bonita de la historia
suramericana, sería nuestro fin.
Publicado por CiudadCCS