Edwin Velásquez
@LBachi
Últimamente he estado
pensando mucho en qué es lo mejor que se debe hacer para alcanzar y
gozar la soberanía alimentaria en nuestro país, yo, que no soy
experto en la materia me atrevo a lanzar al debate algunas ideas que
me parecen dignas de analizar.
Pensar en la soberanía
alimentaria y en la independencia económica pasa primero por pensar
en la tierra, y los que hemos vivido intensamente esta Revolución
sabemos los grandes esfuerzos hechos en materia de leyes y de
políticas agrarias que ha pasado por la organización campesina y
algunas misiones que otorgaron muchos créditos que no se expresan en
el resultado de la producción nacional.
La tierra es un recurso
estratégico, pero en el hecho, pareciera que no fuera tratada como
tal, si para el petróleo existe una estatal, la industria más
grande y fuerte del país, ¿por qué no darle el mismo carácter y
trato a la tierra?
¿La tierra como recurso
estratégico bajo una estatal es viable?, en esta etapa de transición
al Socialismo ¿es una locura pensar que le corresponde al Estado
afincarse en la producción e incluso en la industrialización de
este sector?, creo que garantizar que la producción sea del Estado
permitiría incidir en la estructura de precios y costos de los
alimentos de la tierra, se evitaría el secuestro de la producción
por parte del sector privado que asecha a nuestros campesinos
ofreciendo más de lo que es Estado da pero que ha sido éste mismo
Estado el que otorga los créditos e insumos para que éstos
produzcan.
Una estatal de tierras
garantizaría que estos productos agroalimentarios lleguen a las
redes de comercialización existentes (Mercal, PDVAL, Mercados
Municipales...), también nos llevaría a pensar en asalariar al
campesinado como se hace en cualquier empresa o institución para
producir bienestar social como ya lo hacemos en Revolución, solo
como medida transitoria.
Ahora bien, no quiero que
se mal entienda, no estoy hablando de la monopolización estadal de
la tierra, pero sí creo que el uso de la tierra para la agricultura
debe ser, por necesidad, en esta etapa, exclusivo del Estado.
También hay que destacar
que la propiedad privada sobre la tierra de producción agrícola se
justifica sólo si el propietario ha hecho algo por su el provecho
del suelo, si no es el caso, es solo una propiedad ociosa y dado el
carácter estratégico de la misma, constituiría un crimen.
Por último, el Poder
Popular debe asumir sus propias riendas, pero en momentos claves como
los que vivimos, es necesario que a la medida que el Estado motorice
la productividad de las tierras debe ir capacitando y formando a
hombres y mujeres organizados, que luego, en fases superiores de la
transición al Socialismo asumirán empoderados la producción de
estas tierras como Poder Popular, para entonces las condiciones para
ello se habrán generado.