Hace dos años, específicamente el 1ero de Febrero del 2008, ingresaba a la Misión Cultura mucho más idealista que ahora, pensando en hacer revolución y en aprender todo lo que estuviera a mi alcance, alzando mi voz en algunos espacios y aportando humildes ideas que por mi juventud impresionaba a algunos y a otros quizás les daba lo mismo, pero todo eso me trajo a acá, a ustedes, es en éste espacio en donde debo agradecer y agradeceré eternamente a Julio Madriz porque fue el primero que se acercó para invitarme a acompañarles, recuerdo aquel septiembre del 2007, desde entonces, no podría negarlo jamás, cambió mi vida.
Aprendí, me decepcioné, intenté apartarme y volví, reí, lloré, me enorgullecí, gané, perdí, fracasé, insistí, volví a caer, me levanté, crecí, me quedé, luché, hablé, grité y callé, pero finalmente aprendí, definitivamente he aprendido y ustedes han sido un elemento primordial en mi formación, a Antonieta especialmente le digo más que una profesora ha sido una escuela, y no puedo sino agradecerle porque hoy también me siento un factor político de ésta revolución, de menor o de ningún grado pero así lo creo, y aunque mi intención no ha sido hablar de mi, sepan ustedes que lo que soy hoy se debe en gran parte a esta misión.
Sin embargo, el tiempo que tengo junto a ustedes me permite confiarle mis sentimientos de lucha, y no espero más que su atención:
No podemos pecar de ingenuos, la Revolución Bolivariana se ha planteado una lucha de clases y por tanto la lucha debe intensificarse, todos debemos sentirnos responsables del curso que ha de tomar el proceso, usted profesora como delegada, tiene una responsabilidad inmensa dentro del partido, pero todos en sí no podemos abandonar aquella lucha interna que no nos brindará comodidades pero tampoco las estamos buscando porque a los izquierdistas las responsabilidades siempre se nos presentan doble: la lucha natural por los intereses del pueblo y la lucha obligada contra los reformistas, los reaccionarios y la derecha endógena, y sumándome a las palabras del profesor Héctor Soto: “la derecha es la derecha venga de donde venga”; seguir callando y no darle la importancia necesaria a las correlaciones de fuerza ha sido un error garrafal, y a medida que pasa el tiempo se hará más difícil ocultar las rivalidades entre la derecha y la izquierda, todos sabemos que éstas dos fuerzas son irreconciliables. Es necesario imponerse mayoritariamente en las decisiones a favor del pueblo, las decisiones no pueden ni deben seguir quedando en manos de “nuestra” derecha pero sigue sucediendo eso es lamentable, también reprochable.
Nuestra organización (el partido) posee factores que hacen lo posible por retrasar el proceso de cambios, aún el Congreso Extraordinario no ha generado nada y no por falta de voluntad: muchas ideas, muchas propuestas, muchos papeles, relatorías y ponencias pero ni un documento de construcción (discúlpenme si hay quienes no compartan éste pensar, es lo que siento y creo), no puedo calificarlo de otra manera: hasta ahora ha sido una gran perdida de tiempo y dinero, todo ha quedado en palabras, palabras encajonadas en la coyuntura y mientras tanto nuestro partido sigue sin estructura, sin estatutos, continúa en la nada, lo que me hace presumir que es posible que tales reglamentos ya estén hechos y prontamente se los den para que los discutan y lo aprueben, algo que lamentaría mucho.
Ahondando en la realidad quiero ser muy sincero con ustedes, sumándome al pensamiento revolucionario de Fabricio Ojeda me atrevo a decir que la lucha revolucionaria no puede limitarse a la “revolución permitida” sino ésta deja de ser revolucionaria, porque cuando nos entrampamos entre lo que se permite y lo que no nos limitamos a movernos entre la reacción y las reformas, como definitivamente lo hemos hecho hasta ahora. La revolución permitida no es la revolución que queremos, nos juzgan si planteamos cambios de fondo, y en nuestro partido nos podría costar nuestra permanencia, e incluso atentarían contra nuestra moral, ya atacan a todo aquel que se atreva a levantar las banderas de la revolución verdadera en “contrarrevolucionarios”, el Estado se sigue protegiendo, no podemos obviar su naturaleza burguesa.
Como autocríticos debemos reconocer los problemas fundamentales de nuestro Estado y promover las trasformaciones de fondo de manera inteligente, no es mentira que como sociedad seguimos reproduciendo el sistema capitalista, incluso los patrones de consumo de nuestra sociedad se han incrementado a niveles que nunca fueron vistos en los 40 años de “falsa democracia” de la Cuarta República. El mercado capitalista nos ha inundado con sus empresas transnacionales, sus marcas y todos los elementos publicitarios y los que brindan las empresas de comunicaciones para trabajar y modelar la psicología y conducta de los individuos, volcados a la obtención de capital para consumir más allá de lo necesario.
Otro elemento a transforma es nuestro modelo educativo, el actual también sigue reproduciendo el modelo capitalista y pro imperialista, todos estudian para “ser alguien en la vida” y eso implica la obtención del dinero para garantizarse un estatus en la sociedad. Nuestros niños siguen siendo educados bajo un modelo que promueve la competencia, el consumismo y la superación individual por encima del resto; en las universidades la realidad no es muy distinta, fabrican “profesionales” para garantizarle a la sociedad hombres y mujeres aptos y expertos que también le darán continuidad al sistema. Nuestro sistema educativo aún promueve la “educación bancaria”, y peor aún, ésta sigue siendo un filtro para egresar de la universidad, para el fortalecimiento de la división de clases. En la primaria entran a estudiar casi todos los niños y niñas del país, cuando llegan a la secundaria, entre el ciclo básico y diversificado, muchos no continúan, mayormente por razones económicas y por ende sociales; y luego, cuando llega el momento de entrar a la universidad, otros tantos jóvenes quedan por fuera del sistema educativo, ya sea por razones netamente personales en los que sigue influyendo el estatus económico y por tanto social, como por razones directas en que el Estado no garantiza el cupo universitario. Luego de garantizado el cupo, muchos son los que no siguen la carrera universitaria y abandonan, ya sea por las mismas razones económicas y por tanto sociales que los anteriores o por resistencia al sistema educativo al cual estamos sometidos en éste mundo del capital. Finalmente se terminan graduando unos pocos, una minoría. Esta lamentable situación se sigue repitiendo año tras año, quienes quedan por fuera del sistema educativo se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para no dejar de hacer algo, además, éste filtro que permite que unos ingresen al sistema universitario y otros no, es el que promueve directamente la división social del trabajo, es decir, quienes no suelen ingresar a eso que irónicamente muchos aún le llaman la “educación superior” están condenados por el sistema capitalista al “trabajo manual”, y quienes sí pueden egresar de la universidad y hacerse “profesional” entonces está destinado por el sistema al “trabajo intelectual”. Ustedes y yo sabemos que eso no es justo.
Si ésta realidad no cambia, entonces será imposible la construcción del Socialismo. Mismos pensum de estudios, mismas prácticas educativas, cuántas Misiones Culturas hacen falta para cambiar esta realidad, cuantos educadores populares y cuantos equipos de sistematización, confío en que 30 mil activadores han sido suficientes para iniciar una revolución educativa y por ende cultural; hombres y mujeres con sentido crítico, político y social, con capacidad de análisis, creadores de una nueva estructura que sobrepase las fronteras del pensamiento individual al trabajo colectivo, con sentido de responsabilidad y respeto a los valores y creencias del pueblo; con moral y ética socialista, potenciales cuadros políticos revolucionarios en el marco de la construcción del Socialismo del siglo XXI.
Dígame usted profesora, ¿acaso hemos dejado de ser esclavos?, nunca nos sentamos a analizar seriamente la situación de nuestros “sujetos” de la revolución; pocas experiencias he tenido, pero bien que conozco al campesino de los Andes Tachirenses, y gracias la usted y a la Misión Cultura pude ver y conocer un poco sobre la realidad del campesino de los Fundos Zamoranos de Oriente, sinceramente no me encontré con una Revolución Campesina, y aunque en su mayoría apoyan al gobierno del presidente Chávez podría decir que están inconformes pero son incapaces de estar en contra, realmente son leales. Gracias a usted y a la Misión, pude conocer un poco sobre los “Consejos de Pescadores” de Oriente, y tampoco conseguí una Revolución Pecuaria, sino por el contrario, hombres y mujeres desorganizados, enfrentados entre sí, disgustados aunque apoyando al gobierno, ellos tampoco se atreven a protestar para no estar en contra, han sido atendidos igual que los campesinos pero su realidad no ha cambiado mucho, siguen siendo explotados y el pago por su pesca, al igual que el de los campesinos por su producción es muy poco, muchos prefieren seguirle vendiendo a los privados, yo igual los catalogaría a todos como leales. Gracias a usted milité con más empeño y dedicación en las filas de la juventud y los estudiantes del partido, y definitivamente, no me encontrado con una Revolución Estudiantil, todos jalan para su lado, nadie lucha por las reivindicaciones educativas, pareciera haberse olvidado la lucha por el pasaje estudiantil, por la dignificación y creación de muchas más escuelas y universidades, por la garantía de obtener un cupo universitario al salir de bachillerato, por un nuevo pénsum de estudio que permita el nacimiento del hombre y la mujer nueva, y con ellos un nuevo sistema, éstas cosas elementales de una revolución han quedado atrás; Nos encontramos en una sociedad aún enajenada, no existe un verdadero sentimiento obrero y proletario, todos quieren aparentar ser de una clase a la cual no pertenecen, por tanto no existe una Revolución Obrera y Proletaria, por el contrario, nadie se plantea dejar de vender su fuerza de trabajo, ni el “beneficio laboral”, ni mucho menos la repartición colectiva y equitativa de la ganancia, todos quieren ser jefes y obtener mejores salarios para vivir felices en el mundo del capital. Finalmente nos conseguimos en una sociedad consumista, todos quieren gastar mucho dinero y comprar tanto como se pueda, por ahí los transportistas están pidiendo el 100% del aumento del pasaje del transporte público, y estoy seguro que la gente se quejará como siempre, pero nadie saldrá a protestar si es una medida que ha de tomar el gobierno, así que esto me lleva a concluir que tampoco estamos en lo que llama Rafael Correa en Ecuador: en una Revolución Ciudadana.
Amo a este proceso revolucionario más que a mí mismo y por eso es que me duele sus limitaciones, estamos contra el imperio que nos amenaza pero nuestro petróleo es usado para la guerra, la invasión y la dominación por parte de los Estados Unidos, siguen siendo nuestros primeros compradores.
Odiamos la corrupción y nuestro discurso la condena pero no nuestras leyes, el Estado burgués sigue protegiendo a sus hijos y los más pobres siguen yendo a las cárceles.
Queremos ganar la Asamblea Nacional, el cinismo brota cuando hay quien alega que ahora lo harán bien, que es mejor tener una AN roja rojita a que la tome la derecha porque sería nuestra perdición, nuestra condena. Todos sabemos profesora, que ésta Asamblea Nacional tuvo el tiempo suficiente para actuar a favor de nuestras comunidades, de nuestro pueblo, y cada uno de ellos, (los diputados), saben que pudieron hacer más y que gracias a ellos mismos hoy estamos amenazados por el mismo pueblo, no es que la derecha tenga mayoría, es que los nuestros se han cansado de tanta falacia y prefieren no votar, lo cual es grave, pero más grave aún es que quieran repetir los mismos dirigentes, diputados y diputadas, que poco le sirven a esta revolución, y el partido lo permita.
Hoy tenemos una lucha como ninguna: nos enfrentamos a un imperio, a la burguesía nacional e internacional y a la derecha endógena, muchos de ellos conocidos como “la nueva burguesía” que no quieren soltar el coroto para mantener a flote sus intereses pero tampoco permiten el paso a los verdaderos revolucionarios porque saben que podrían perderlo todo; el riesgo ya lo hemos tomado pero debemos estar aún más decididos. los enemigos ya existen, la agudización de las contradicciones ha sido y será algo inevitable, la profundización de la Revolución depende de los verdaderos revolucionarios, si no ocupan éstos cargos entonces, difícilmente le será otorgado el Poder al pueblo por la vía pacífica, yo diría que nunca.
Creo fervientemente que nosotros podemos seguir impulsando todos los cambios que haya que dar para conseguir “la mayor suma de felicidad posible”, yo no quiero lamentar su salida de la Misión Cultura, quiero por el contrario, felicitarles, a usted Antonieta De Stefano, a la profesora Blanca por quien siento un profundo cariño por sus preocupaciones, lo cual agradezco, y al profesor Héctor porque cumplieron con la misión encomendada, con el país, con nuestro pueblo, eso no es poca cosa; citando cifras no solamente nos encontramos con 30 mil hombres y mujeres inmersos en un nuevo sistema educativo, que hoy por hoy, es reconocido en nuestra Ley Orgánica de Educación: la educación popular; sino que también nos encontramos con más de 700 indígenas, hombres y mujeres históricamente excluidos por el sistema capitalista que ha osado por desaparecerlos o cuando menos someterlos a la esclavitud moderna del capital, eso nos enorgullece, en lo personal me llena de gran satisfacción y alegría ser parte tácita de ésta historia que yo pudiera decir: ha sido el primer paso verdadero hacia el Socialismo (hacia la Revolución Cultural).
Ahora podrán dedicarse a otras tareas, más no debemos renunciar a la tarea de seguir formando cuadros revolucionarios; yo reconozco al líder de ésta revolución Hugo Chávez Frías, y hemos sido testigos de su preocupación, dedicación y trabajo como ningún otro a favor de los más necesitados; sin embargo habrá que promover las luchas sociales, seguramente añoradas por él, seguramente, a la espera de que el pueblo se arreche y poder acelerar los cambios, pero nada; nosotros debemos estudiar el tiempo, ver cómo se mueve el imperio y cómo mueve sus piezas en éste ajedrez de la política latinoamericana y mundial, debemos estudiarlo todo y saber hasta dónde estamos dispuestos a llegar por la defensa de los pobres de la tierra, por la salvación de nuestra humanidad, debemos actuar.
Sin más nada a qué hacer referencia
El Bachi
17/02/2010
Patria Socialista o muerte… ¡VENCEREMOS!
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