Edwin “L´Bachi”
Velásquez
@LBachi
Cuando supe del secuestro de
Julián Conrado no pude evitar sentir impotencia y rabia contra el sistema
burgués capitalista, y la impotencia se hizo aún más amarga cuando supe que fue
acá en Venezuela, en la patria de Bolívar, en la Revolución Bolivariana.
Julián Conrado, el cantor
colombiano, el guerrillero dicen algunos, sí, digo yo, un guerrillero como el
Che, así les digo a mis hermanos, un guerrillero que ama, que lucha por su
patria, por la patria grande y por los sueños de Bolívar, ese es Julián, que
acompañado de guitarra y acordeón vallenatero le rugió en la cueva al imperio,
sus estrofas punzantes hirieron más de una vez el purulento costado soberbio de
Norteamérica desde suelo colombiano, su voz populachera resonó en la conciencia
de mujeres y hombres de campos y ciudades que al son de la cumbia se enamoraron
de una Revolución, eso lo logra Julián.
Y comprendí luego que los
cantores tienen precio para el imperio, precio alto en recompensa por su
captura, mucho más alto que cualquier político revolucionario de cualquier
parte del mundo, porque los discursos se olvidan con el tiempo pero las
canciones no, y cada vez que escuchamos una canción con contenido, el alma se
ensancha, el corazón se agita, los pensamientos y sentimientos se juntan en uno
solo, y el imperio comprendiendo esto fija precio alto por un cantor sin
comprender que el canto diseminado entre los hombres nunca más vuelve a su
propio intérprete, es un canto indetenible porque su fuerza radica en el seno
de las luchas más justas de los pueblos, ese es el canto de Julián.
Julián se ha convertido en una
víctima de las circunstancias políticas e históricas en que vivimos, pedimos el
asilo de este hombre que ha mantenido sus convicciones revolucionarias firmes,
que ama este proceso revolucionario desde siempre, que lloró a nuestro
Comandante Chávez como cualquiera de nosotros, que es un auténtico Bolivariano
y además un fiel seguidor y amante Alíprimerista, y aun así, en su condición
cautiva, sigue enamorado de este proceso que tiene un significado especial para
él, porque en lo profundo de su ser, más allá de su libertad sabe, que mantener
la fe puesta en la Revolución Bolivariana es mantener viva la esperanza de ver
caer al imperio y de la liberación definitiva de Colombia.
Que la justicia prevalezca y
la Revolución Bolivariana se hinche de dignidad, nosotros somos una cantera de
muchos Julian Conrados que la derecha no está dispuesta a tolerar, somos el
semillero de futuros cantores y políticos que están dispuestos a entregar la
vida en lucha permanente por la vida, por la Patria, por Chávez; esta
Revolución es un criadero de ñangaras, una poderosa escuela de formación
socialista que con sus acciones sobrepasa el discurso de la izquierda clásica,
somos una fábrica de producción y confección de Socialistas que muchos añoran
perseguir, torturar y desaparecer hoy o mañana, para la derecha no importa el
tiempo, solo les importa que llegue el día, y tener a Julián acá encerrado, es
dejarle campo abierto al imperialismo y la burguesía para oprimirnos, es
dejarle espacio para pensar que sí es posible callar a millones, es dejarle alientos
de poder criminalizar en un futuro
nuestros actos que hoy son cantos, misiones y obras, pero que en un mañana
negado, para cualquier tribunal proimperialistaburgués, podrían ser crímenes de
lesa humanidad.
¡Que tu canto de
justicia y paz sea lucha viva en los pueblos!
¡Que no calle el
cantor!
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